EUROPA
PRESS
1 julio
2022
El
uso de champús seborreguladores y utilizar exfoliante
capital una vez a la semana ayuda a cuidar el cabello graso
El uso de champús seborreguladores
y de uso frecuente de pH neutro, utilizar un exfoliante capilar una vez por semana
y llevar una dieta sana y equilibrada son algunos consejos aportados por
expertos del Hospital Capilar para las personas con pelo graso.
"Las glándulas sebáceas producen sebo como medida
protectora de las fibras capilares a los factores externos. Un cabello graso se
produce a consecuencia de un exceso en
dicha producción de sebo, bien por cambios hormonales, estrés, aumento de la
actividad física, algunas enfermedades sistémicas, o el uso de medicamentos,
pero también puede deberse a un cúmulo de sebo en el cuero cabelludo por un
lavado con productos que no son adecuados, o a una mala técnica de lavado,
abuso de sombreros, gorras o tocados o a una manipulación excesiva del
mismo", ha explicado la doctora de la clínica Hospital Capilar, Mª Eugenia
Segovia.
De esta forma, la producción de grasa capilar puede
alterarse en función de la estación del año o los cambios climáticos de cada
zona, así como por factores hormonales u hereditarios, malos hábitos
alimenticios, la ingesta de ciertos fármacos o tras sufrir largos periodos de
ansiedad u estrés.
En el peor de los casos, la grasa acumulada en el folículo
piloso puede crear una obstrucción del mismo, evitando que reciba los aportes
necesarios de nutrientes y oxigenación que precisa para su mantenimiento, provocando,
en consecuencia, una caída excesiva del cabello o la aparición de la dermatitis
seborreica, una entidad relacionada con la alopecia que conlleva síntomas como
picor, enrojecimiento y descamación a nivel capilar.
El uso de productos inadecuados, como champús demasiado
agresivos, espumas, geles fijadores o lacas, pueden empeorar la situación y
aumentar la generación de sebo. Por ello, la doctora ha aconsejado usar un
champú adecuado a las necesidades, teniendo en cuenta que no es el cabello lo
que se debe lavar, sino más bien el cuero cabelludo.
"De esta forma, aplicaremos este producto con un masaje
en el mismo, dejándolo actuar unos minutos y, posteriormente, lo aclararemos
con agua tibia, cuidándonos de eliminar los restos del champú u otros elementos
que utilicemos, ya que, de lo contrario, éstos se acumularán a la suciedad
previa al lavado. Dado que el exceso de producción de grasa suele estar
relacionado con una desregulación del pH, será conveniente combinar un champú seborregulador que limpie más en profundidad con otro de
uso frecuente de pH neutro, con el fin de conseguir el reequilibrio del
mismo", ha añadido.
Además, se aconseja no abusar del uso de champús en seco
para mantener el cabello con apariencia limpia durante más días, ya que se podrá
acumular más suciedad en el mismo e irritar el cuero cabelludo y, por otra
parte, se recomienda utilizar acondicionadores y mascarillas, siempre aplicadas
de medios a puntas y nunca en la raíz, así como el uso de un exfoliante capilar
una vez en semana, cuya función será la de eliminar aquellos restos que no se
hayan ido tras los lavados habituales, ayudando a mantener el cuero cabelludo
sin residuos.
Asimismo, lavar el pelo a diario no conllevará
necesariamente a que éste se engrase más ni a que se produzca una mayor caída
capilar, por lo que, en periodos como el verano, se podrá lavar incluso dos
veces al día, en caso de ser necesario. "Es un mito que no debamos lavar
el pelo a diario, ya que éste debe lavarse según las necesidades que requiera
el mismo y, si no lo lavamos lo suficiente, lo taponaremos al acumular el
exceso de sebo, causando un estrés a los folículos que contribuirá al
debilitamiento y a la caída posterior del cabello", ha recalcado la
experta.
Por último, para combatir el cabello graso será esencial
llevar una dieta sana y equilibrada que contribuya a que la salud de nuestro
pelo mejore, evitando, en la medida de lo posible, los alimentos ultraprocesados, el alcohol o los azúcares refinados y
aumentando el consumo de alimentos ricos en vitaminas y minerales; ya que las
dietas deficitarias en vitaminas, fundamentalmente del grupo B, pueden aumentar
los niveles de secreción sebácea.